Con compasión y lamentos nos han quitado la tierra
y todo nuestro sustento.
Tomaron nuestras mujeres,
nuestros hijos y nuestros enseres.
Con estos pareceres nos llamaron diaguita
nos sometieron con la cruz por delante.
Y al instante nos sacaron la felicidad y la paz.
Demasiada prosperidad, atesoraba nuestra tierra.
Ni en la sierra nos faltó el alimento,
la bebida, los placeres y los condimentos.
Al momento nos proveía de chañares,
molles y algarrobales, docales, talares y tunales
Patales, albarines y piquillines.
Teníamos los mejores alimentos y medicina para estos fines
Esta abundante y generosa prosperidad
nos impidió advertir anuncios de nuestros dioses
Guaspiquin, guaiacua y cacanchi
Chaguan, el chiquin y el puspuguan
taniquin, y el poderoso pillan
nos señalaban ventoleras infortunios
con lampiñeros voraces de vanidades
y pirañas humanas venidos desde el norte.
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