miércoles, 15 de enero de 2014

LA ENFERMEDAD

LA ENFERMEDAD

Las enfermedades son cristalizaciones de pensamientos negativos (falta de fe, de esperanza. Generalmente padecen enfermedades las personas impacientes, intolerantes, prejuiciosas. Comportamientos de pocas o escasas expresiones de amor con el prójimo)
El maestro Manju decía que las enfermedades son “cristalizaciones de las emociones contenidas”:
La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma”. Bach.
Louise Hay ha escrito mucho sobre esto.
El 70% de las causas que engorda a la persona, es por su insatisfacción, aflicciones que altera la normalización de la producción de la hormona tiroidea. Las mujeres tienen de ocho a diez veces más posibilidades de desarrollar problemas del tiroides por insatisfacciones que los hombres.
Un autor dijo: “Cuando el cuerpo engorda, es porque la insatisfacción aprieta”
Otro autor manifestó: “EL CUERPO GRITA… LO QUE LA BOCA CALLA”.
Soy autor del libro "La Enfermedad ¿Fruto de los pecados?" En este libro sostengo que toda enfermedad se produce cuando la persona no ejerce, no fomenta, no vive el amor en su manera de ser. Estoy de acuerdo con la Dra. Eliza Biaci que dice: "Las enfermedades físicas tienen una estrecha relación con la salud emocional".
Efectivamente los pensamientos sanos producen emociones sanas. Las emociones negativas, pesimistas son manifestaciones toxicas que afectan el alma.
La sanidad mental consiste en:
1.- Sentirse a gusto consigo mismo (quererse, amarse)
2.- sentirse a gusto con los demás (amar, querer, ayudar al prójimo)
3.- ser optimista para saber resolver los inevitables problemas de la vida –
Generalmente el enemigo del hombre es el prejuicio.
Lo hermoso de la vida es que aun estando enfermos, podemos remediar y cambiar nuestro ESTADO TOXICO de nuestra alma. El solo hecho de arrepentirnos de nuestros errores pasados, reconocer nuestras equivocaciones pasadas para cambiar. Cambiando nuestra manera de pensar, cambiaremos nuestro modo de ser. El cambio mental nos ayudará a ser servicial con nosotros mismo y con el prójimo. El perdonarnos, perdonar, sacarnos el odio, lograr ser paciente, bondadoso, amoroso, empezaremos a ejercer positividad. Con ello nuestra sanidad emocional nos hará feliz y gozar de mucha paz.
Un autor sostuvo: “Muchos de nuestros dolores callados se expresan, hablan en nuestro cuerpo, sosteniendo que:
“El resfrío “chorrea” cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta “tapona” cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad”

Nosotros podemos ayudar, gratis, mediante este medio, a organizar tus ideas, armonizar tus sensaciones y recuperar tu alegría y tu paz.
Todo depende de ti, no de nosotros, el poder de la felicidad lo tienes tú, tú tienes el poder de activarlo. Estar en comunión con el prójimo, es estar en comunión contigo mismo, te hace revalorarte. Valorando a tu prójimo revaloras tu persona. Cada cual come y bebe su propio juicio. Quien va a darnos la sanidad es nuestro prójimo, este o aquel enaltecerá nuestro yo interior.

Todos precisamos saludablemente de un oyente interesado en ayudarnos.

Pero todo depende, principalmente, de nuestro esfuerzo personal para hacer que sucedan mudanzas en nuestra vida.
Héctor Domingo Páez
             Coco_escritor_chilecito@live.com.ar

             Paezhector62@yahoo.com

viernes, 10 de enero de 2014

SUEÑO

Una suerte me asistió,
y en la cama se dio,
les digo con amor,
que me causó temor.

Amanecí muy bien,
sin saber a quién,
contarles mi cuento,
que paso en mí puesto.

Mirando hacia el cerro,
observé a mí perro,
y lo llame seguido,
cachilo,… cachilo.

Corriendo fue zafado,
creyó, que era echado,
pobre cuanto lo ciento,
ladró, con buen aliento.

Crujieron las plantas,
y un gorgor de llantas,
movíeron los objetos,
con tal razón y efecto.

Por cierto me dio miedo,
Por eso yo les quiero,
Contarles el revuelo,
De tal desconsuelo.

Hasta perdí la camisa,
que visto, para misa,
comí pan de centeno,
tiznado y bien moreno.

Con pan, sopa y guiso,
y con un buen chorizo,
mientras el viento,
corría sin aliento.

Limpié mí casa,
y preparé la masa,
para hacer el pan,
con mucho afán.

Quede cansado,
igual hice asado,
comí muy azorado,
que me dormí sentado.

A la cama acudo,
sin reparar en zancudos,
me tiré acucurrado,
me dormí, agotado.

Confundido despierto,
brincando de sobresalto,
vi otro día asomado,
pues todo lo había soñado.-


Chilecito mi ciudad

Chilecito mi ciudad
Soneto


Mi hermosa ciudad entre valle y sierra
Tiene buen clima abundante cultivo
Sus selectos vinos un buen motivo
Para conocer esta hermosa tierra.

Hermosa mi ciudad, todos atinan
A subir el Famatina, un ideal
Para incursionar su belleza real
Sus hierbas curativas vaticinan.

Te esperamos mi ciudad es bella flor
Perfumada noble su mejor valor
El olimpo maravillosamente.

Mi ciudad un sueño símil bendito
Es el paraíso del infinito
Aire puro beneficiosamente.

Mi valle te recibe cordialmente
Así es Chilecito.

jueves, 9 de enero de 2014

Ahora nos recuerdan (poesía)

Ahora nos recuerdan......

Con compasión y lamentos nos han quitado la tierra

y todo nuestro sustento.

Tomaron nuestras mujeres,

nuestros hijos y nuestros enseres.

Con estos pareceres nos llamaron diaguita

nos sometieron con la cruz por delante.

Y al instante nos sacaron  la felicidad y la paz.

 

Demasiada prosperidad, atesoraba nuestra tierra.

Ni en la sierra nos faltó el alimento,

la bebida, los placeres y los condimentos.

Al momento nos proveía de chañares,

molles y algarrobales, docales, talares y tunales

Patales, albarines y piquillines.

Teníamos los mejores alimentos y medicina para estos fines

 

Esta abundante y generosa prosperidad

nos impidió advertir anuncios de nuestros dioses

Guaspiquin, guaiacua y cacanchi

Chaguan, el chiquin y el puspuguan

taniquin, y el poderoso pillan

nos señalaban ventoleras infortunios

con lampiñeros voraces de vanidades

y pirañas humanas venidos desde el norte.