lunes, 17 de noviembre de 2014

Si creo en mi, creo en Dios. Sí tu existes, existe Dios. La energía que nos motoriza se llama espíritu, y este espíritu es la misma de Dios y la de tus semejantes. Cuando te amas, amas a Dios. Si no creemos en Dios, no creemos en nosotros mismo. Nuestra energía es la energía de Dios. Para estar bien debemos estar en comunión con nuestro espíritu, amigarnos para que nos asista, nos proteja. Cuando nos dirigimos alabando a Dios, estamos dirigiendo y alabando nuestra energía. Nunca podemos estar en contra de nuestra energía, porque nos va ir mal. Si queremos lograr algo para nuestro bien, le pedimos a Dios, a la energía que nos conduce, a nuestra energía. Esto nos hace estar en comunión con nosotros mismos. Cuando logramos este estado lograremos nuestra felicidad y paz.