Uno de los misterios de la vida: Jesús hace dos mil años nos dijo que nuestras palabras poseen vida y muerte. Esta afirmación nos da un conocimiento cabal de que somos auténticos profetas, pues lo que digamos sucederá. Aun así con este conocimiento y veracidad no sabemos controlar nuestra lengua para evitar la creación de maldiciones. Somos de verdad auténticos hermanos de él. ¿Porque somos reticentes e incrédulo a esta sabiduría?.
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