Uno de los misterios de la vida: Jesús hace dos mil años nos dijo que nuestras palabras poseen vida y muerte. Esta afirmación nos da un conocimiento cabal de que somos auténticos profetas, pues lo que digamos sucederá. Aun así con este conocimiento y veracidad no sabemos controlar nuestra lengua para evitar la creación de maldiciones. Somos de verdad auténticos hermanos de él. ¿Porque somos reticentes e incrédulo a esta sabiduría?.
jueves, 3 de junio de 2021
QUE FUE PRIMERO ¿EL MAL O EL BIEN?
La epistemia de la creación del universo, se presenta en la vida de cada ser humano, como un desafío de conocimientos que se aprende en el correr de la vida, sustentados, especialmente, en conceptos bíblicos, escritos que aseguran que los seres humanos somos los últimos en la creación de Dios. Y de alguna manera, en el futuro, seremos los primeros.
“hay muchos primeros que serán los últimos, y muchos últimos que serán los primeros.” (Mateo 19;30)
La vida, cognitivamente, nos asegura que no fuimos creados por casualidad, somos el resultado de una trinidad, de un orden, ley, estatuto que nos rige, para una futura misión.
Dios cuando creo el mundo, no había materia, era vacío, reinaba la oscuridad, era todo tinieblas, todo estaba sin orden y todo era malo, infernal, tenebroso.
“La fe es la que nos hace comprender que el mundo ha sido formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible proviene de lo invisible.” (hebreos 11;3)
Evidentemente el mal ya existía, las tinieblas reinaban en un mundo vacío, entonces surgió la palabra y en ella la vida, surgió lo contrario al mal, y el bien se manifestó en palabra, y la palabra era Dios y junto a Dios estaba la vida.
“al principio ya existía la palabra. la palabra estaba junto a Dios, y la palabra era Dios.” (juan 1;1)
Cuando Dios creo la palabra, creo la luz, y la luz fue la vida, todo fue edificado en la oscuridad por la palabra:
La vida fue por la palabra “en ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres; la luz resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no pudo sofocarla.” (Juan 1;4-5)
El universo entró en vida, en movimiento, junto al hombre, por la palabra.
“ya al principio ella (la palabra) estaba junto a Dios. todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto llegó a existir” (Juan 1;1-3)
En el principio las tinieblas ya existían y hubo un testigo para afirmar que la luz (Dios) invadió la oscuridad. Este testigo fue anunciado por las sagradas escrituras.
“vino un hombre, enviado por dios, que se llamaba Juan. este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. no era la luz sino testigo de la luz.” (Juan 1; 6-8)
Así vino la luz, el bien sobre el mal, la luz sobre la oscuridad y con ella la vida y la vida comenzó entre el bien y el mal.
“…la luz vino al mundo, pero los hombres prefirieron la oscuridad a la luz, porque su conducta era mala. todo el que obra mal detesta la luz y la rehúye por miedo a que su conducta quede descubierta.” (Juan 3;19)
En la actualidad, el fenómeno entre la luz y las tinieblas, nos lo recuerda el sol cuando nos alumbra, vemos su luz y con ella la oscuridad, proyectándose al costado de las cosas, lo que nos garantiza que siempre el bien convivirá con el mal.
Este fue el principio de la verdad, y junto a la verdad, la sabiduría, la luz y en ella estaba Dios, y es Dios el conocimiento, la inteligibilidad y la inmutabilidad eterna y necesaria. Por esto San Agustín, afirmó que “la verdad esta y es dios”.
Donde hay verdad, hay ciencia, pero esta ciencia no es la del hombre, la del hombre es ciencia falsa.
“…, evita las vanas palabrerías de los impíos y las contradicciones de la falsa ciencia; algunos se han adherido a esta ciencia y se han apartado de la fe.” (1° Timoteo 6;21)
Nadie puede formar ciencia, de lo que está formado millones de años antes. Nadie puede glorificarse con el trabajo de otro. Todo está hecho, quien siente como niño, ve como niño y escucha como niño.
“no pueden ir más allá de lo que está escrito y para que nadie tome partido en favor de unos y en contra de otros” (1°corintios 4;6)
La biblia dice que la sabiduría y la ciencia son dadas por Dios; la ciencia no puede contradecir a Dios en ningún motivo.
El hombre que acepta la religión, acepta a Dios y sí mismo, empieza a conocer la creación de Dios, pero solo está conociendo lo imperfecto, lo perfecto viene después.
La palabra de Dios lo afirma así: “Porque ahora conocemos de modo imperfecto, lo mismo que es imperfecta nuestra capacidad de hablar de parte de Dios; pero cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; al hacerme hombre, he dejado las cosas de niño. Ahora vemos por medio de un espejo y oscuramente; pero un día veremos cara a cara. Ahora conozco imperfectamente, pero un día conoceré plenamente como Dios mismo me conoce.” (1° Corintios 13; 11-12)
Ese día estaremos, junto al Señor, en los cielos y veremos perfecto, sin límites y veremos las cosas tal cual como son.
“Hermanos queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.” (1° Juan 3; 2)
Es evidente que estamos en un mundo perfecto, compuestos, de materia física, alma y espíritu. En esta vida, las normas internacionales físicas nos aseguran que todos los movimientos que forman parte de la vida diaria, incluyendo el trabajo, la recreación, el ejercicio y las actividades deportivas son necesarias para mantener la buena salud. Asegurándonos que la disminución de la actividad física y la vida sedentaria afectara la salud del hombre.
En cierto modo la actividad física es beneficiosa, pero no muy necesaria. Pues la mejor actividad es el ejercicio espiritual, lo que muchos llaman religión, despóticamente.
“Ejercítate en la religión. Los ejercicios corporales no sirven para mucho, mientras que la religión es útil para todos, pues tiene la promesa de la vida presente y de la futura.” (1° Timoteo 4; 8)
Debemos reconocer que estamos compuestos de cuerpo, alma y espíritu, y nos debemos al Espíritu, por lo tanto, nuestro ejercicio debe ser espiritual. Aunque aparecimos primero como materia, después en Jesús somos espirituales.
“Ahora bien, guiarse por los criterios de los propios apetitos lleva a la muerte; guiarse por los del Espíritu conduce a la vida y a la paz” (Romanos 8; 6)
Es evidente que leer diariamente los Sagrados Escritos, nos da sanidad y felicidad, fortaleciéndonos en las tentaciones y en las amenazas a la salud.
“…Adán, el primer hombre, fue creado como un ser con vida. (Genesis 2;7) El nuevo Adán, en cambio es espíritu que da vida. Y no apareció primero lo espiritual, sino lo animal, y después lo espiritual.” (1° Corintios 15; 45-46)
¿QUE SIGNIFICA LA PALABRA?
De acuerdo a la cognitividad creativa de la palabra, que nos presenta los Sagrados Escritos, es evidente que la palabra, es de naturaleza espiritual.
El verbo es el modo más eficaz de comunicación del hombre, y esta manifestación espiritual depende del oír.
La palabra de Dios, nos asegura, que la fe es por el oír:
“En definitiva, la fe surge de la proclamación, y la proclamación se verifica mediante la palabra de Cristo.” (Romanos 11;17)
Sin duda las percepciones objetivas y subjetivas, que forman los ojos, oídos y olfato, fundan el estado de convencimiento del sujeto. No obstante, lo interesante son los oídos, del oír depende el convencimiento.
La palabra posee una fuerza de gravedad proporcional a su "masa" (núcleo). cuanto mayor es ésta, mayor su vibración. de acuerdo a esta efusión emocional dependerá la fe.
“El hombre bueno saca el bien del buen tesoro de su corazón; y el hombre malo, de su mal corazón saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6:45)
Es evidente que el poder de toda palabra, está en su espiritualidad, y sale con tres destinos, hacia sí mismo, hacia el prójimo y hacia dios, recorriendo el universo.
La fuerza gravitacional de la palabra, es similar a la fuerza gravitacional del universo, por su divinidad. (Dios).
DIOS CONFIRMA ESTA VERDAD DE LA SIGUIENTE MANERA:
“Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la palabra era Dios. Ya al principio ella estaba junto a Dios. Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto llegó a existir. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres; la luz resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no pudo sofocarla. (Juan 1;1-5)
El hombre que es obediente y permanece en las palabras de Dios, es hijo de Dios.
Los pensamientos del hombre no pueden ser igual ni mayor que su creador. Simplemente porque el creador es superior.
Si alguien me ha creado, no puedo yo, ser superior a aquel.
San Juan dio testimonio de esto: “El que viene detrás de mí es superior a mí, porque existía antes que yo” (Juan 1;15)
Claro está que, todo el sistema de gravedad, gira alrededor del creador, nunca existió el big bang ni la expansión de la teoría de Hubble. Todo el universo gira alrededor del centro de gravedad. De Dios, su creador. –
“No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4;4)
“No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre” (Mateo 15:11)
Héctor Domingo Páez. Párrafos extraídos de mi obra 81 “Misterios de la creación”.
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